La vivienda en Alcalá

Hoy ha caído en nuestras manos un ejemplar de la revista Andalucía Económica, que parece tener cierta solvencia en los temas de su especialidad. Este número está dedicado al sector inmobiliario. Y vienen unos datos que nos han llamado la atención. Se establece una comparativa sobre el precio medio del metro de vivienda construído entre las ciudades más importantes. Nos fijamos en aquellas que son superiores a 50.000 habitantes, grupo en el que estáría nuestra ciudad.

Pues bien, en diciembre de 2005, Alcalá de Guadaíra era la séptima más cara, con un precio medio de 1.438 euros cada metro cuadrado. Bastante caro, por cierto. Pero la sorpresa, o más bien el susto, es que en junio de 2006, Alcalá ya está la tercera más cara, sólo superada por Fuengirola y Marbella. Su precuo medio ahora es de 1.650 euros por metro cuadrado. Una subida, EN SEIS MESES, del 14'7 %. Realmente escandaloso. Bestial. Esta NO puede ser la ciudad que queremos los alcalareños. La especulación ha abrazado a Alcalá. ¿Dónde está el límite de esas subidas?

Así, no hay manera de desarrollar un proyecto de vida. Miren, ahora se están construyendo Viviendas de Protección Oficial. Por primera vez en los gobiernos de Antonio Limones se hacen viviendas protegidas. Ojo, viviendas compradas, hechas por constructoras privadas, a una media de 120.000 euros, unos veinte millones de pesetas. Pero hay auténticas colas para comprarlas, si el sorteo obligatorio le es favorable. Son muchos jóvenes, muchas parejas, las que quieren hacer su nueva vida. Normal.

En el Plan de Vivienda, aprobado como prioridad por los Gobiernos socialistas de Madrid y Andalucía se prevén viviendas en alquiler. ¿Sabe alguien dónde se están haciendo en Alcalá?, No, no miren. En ningún sitio. Bonita política socialista. ¿Y quién no pueda endeudarse para pagar veinte millones? Pues a vivir con sus padres hasta la jubilación. La suya, la del joven.

Mientras tanto, miren lo que se está construyendo en la zona de la carretera de Utrera. Chalets y más chalets. Hectáreas y hectáreas de chalets. Un modelo de crecimiento de vivienda que nos recuerda al existente en el Aljarafe, tan denostado por todos. Un modelo extensivo, que no propicia calidad de ciudad, ni de relaciones, ni de integración.

Queda claro una vez más. Una cosa es lo que se dice y otra lo que se hace. Uno es el discurso de las personas, de los ciudadanos, de la ciudad para vivir, para crecer, y otra cosa es lo que se habla en los reservados de los caros restaurantes con promotores y constructores.