¿Un centro vivo?
Acabamos de recibir, con retraso e irregularidad en la zona que vivimos, La Revista, que hace el propio Ayuntamiento. Su portada se titula "Centro VIVO" y aparece una foto de un día de animaciones de los que ha habido en las pasadas Navidades en la calle La Mina.
Resulta patético como se nos sigue intentando presentar una imagen ficticia de algo que día a día comprobamos que no se corresponde con la realidad. Si la verdad es pertinaz y se empeña en mostrarse a quien quiera verlo. Hablemos seriamente de nuestro centro, digamos (digan nuestras autoridades) que quieren havcer con él y HÁGANLO. Pero sin tapujos, sin nieblas, sin engaños.
Hace ya años que el centro viene perdiendo vitalidad, y muchas causas coayudan a ello. Muchos bancos (cada vez menos), sin actividad por la tarde, problemas de aparcamientos, falta de comercios atractivos, desplazamiento de la actividad comercial y lúdica a otras zonas, desde Silos al nuevo Polígono Cabeza Hermosa, falta de infraestructuras adecuadas. No es la hora de buscar culpables, gran vicio local. No. Es hora de ponerse a trabajar para recuperarlo, definiendo qué queremos que sea.
Pero las decisiones que se toman no pueden ser peores por contradictorias. Desde los tiempos de Manuel Hermosín como alcalde se viene hablando de peatonalización. Nunca se ha hecho nada por miedo, por la oposición activa de algunos (muchos) comerciantes, y, sobre todo, por falta de ideas proactivas, positivas y realistas.
El programa socialista del "senador" Gutiérrez Limones viene hablando desde 1995 de peatonalización del Centro. 13 años ya. Toda la vida para los jóvenes. Y nada hemos visto, por ahora, salvo la peatonalización parcial y chapucera de la calle Mairena, que, pese a todo, esta revitalizando su aspecto.
Pero el colmo de los desastres vino como consecuencia de otro desastre. A uno desgraciado, fortuito, impredecible, como fue la riada pasada que se cobró la vida de dos vecinas, le han seguido otros en forma de decisiones improvisadas, rectificaciones tardías y polémicas (¿Cómo que no cuesta nada el cambio de bolardos? ¿Quién, porqué, cómo y a cambio de qué se paga?).
La verdad incuestionable, visible, que no aparece en los instrumentos de propaganda y autobombo, es una calle con mal aspecto, con unos bolardos sin sentido, antiestéticos. Una calle con más de 22 establecimientos cerrados, algunos tan emblemáticos como la antigua Bodega de Baltanás. Una calle en la que sólo van quedando establecimientos de apertura casi permanente regidos por inmigrantes, sean marroquíes u orientales. Una calle desértica por las tardes, si quieren su máxima expresión paseen un sábado por la tarde y luego vayan a Los Alcores. Verán donde está la vida en Alcalá.
Ahora se han hecho animaciones en las Navidades. No están mal. Incluso algunos (sólo algunos) comerciantes dicen que les ha permitido recuperar algo la actividad. Pero eso no es la solución. Ni las portadas engañosas en publicaciones muy caras repartidas masivamente. La solución es afrontar los problemas con decisión, con consenso, sin chapuzas.
Esperemos que la lluvia de millones que acompañó a la terrible lluvia anterior sirva para algo.
Lo necesitamos.
Resulta patético como se nos sigue intentando presentar una imagen ficticia de algo que día a día comprobamos que no se corresponde con la realidad. Si la verdad es pertinaz y se empeña en mostrarse a quien quiera verlo. Hablemos seriamente de nuestro centro, digamos (digan nuestras autoridades) que quieren havcer con él y HÁGANLO. Pero sin tapujos, sin nieblas, sin engaños.
Hace ya años que el centro viene perdiendo vitalidad, y muchas causas coayudan a ello. Muchos bancos (cada vez menos), sin actividad por la tarde, problemas de aparcamientos, falta de comercios atractivos, desplazamiento de la actividad comercial y lúdica a otras zonas, desde Silos al nuevo Polígono Cabeza Hermosa, falta de infraestructuras adecuadas. No es la hora de buscar culpables, gran vicio local. No. Es hora de ponerse a trabajar para recuperarlo, definiendo qué queremos que sea.
Pero las decisiones que se toman no pueden ser peores por contradictorias. Desde los tiempos de Manuel Hermosín como alcalde se viene hablando de peatonalización. Nunca se ha hecho nada por miedo, por la oposición activa de algunos (muchos) comerciantes, y, sobre todo, por falta de ideas proactivas, positivas y realistas.
El programa socialista del "senador" Gutiérrez Limones viene hablando desde 1995 de peatonalización del Centro. 13 años ya. Toda la vida para los jóvenes. Y nada hemos visto, por ahora, salvo la peatonalización parcial y chapucera de la calle Mairena, que, pese a todo, esta revitalizando su aspecto.
Pero el colmo de los desastres vino como consecuencia de otro desastre. A uno desgraciado, fortuito, impredecible, como fue la riada pasada que se cobró la vida de dos vecinas, le han seguido otros en forma de decisiones improvisadas, rectificaciones tardías y polémicas (¿Cómo que no cuesta nada el cambio de bolardos? ¿Quién, porqué, cómo y a cambio de qué se paga?).
La verdad incuestionable, visible, que no aparece en los instrumentos de propaganda y autobombo, es una calle con mal aspecto, con unos bolardos sin sentido, antiestéticos. Una calle con más de 22 establecimientos cerrados, algunos tan emblemáticos como la antigua Bodega de Baltanás. Una calle en la que sólo van quedando establecimientos de apertura casi permanente regidos por inmigrantes, sean marroquíes u orientales. Una calle desértica por las tardes, si quieren su máxima expresión paseen un sábado por la tarde y luego vayan a Los Alcores. Verán donde está la vida en Alcalá.
Ahora se han hecho animaciones en las Navidades. No están mal. Incluso algunos (sólo algunos) comerciantes dicen que les ha permitido recuperar algo la actividad. Pero eso no es la solución. Ni las portadas engañosas en publicaciones muy caras repartidas masivamente. La solución es afrontar los problemas con decisión, con consenso, sin chapuzas.
Esperemos que la lluvia de millones que acompañó a la terrible lluvia anterior sirva para algo.
Lo necesitamos.